Vamos a Reirnos

Vamos a Reirnos

Pronto se acabará el primer mes del año. Un mes lleno de propósitos. Y en este curso 2019-2020 hemos andado con trabajo hasta arriba, para poder ofreceros desafíos, como debe ser. Por eso, hemos estado reflexionando mucho para poder visualizar qué propósitos tenemos en My Way para este nuevo año, como modo de no perder el norte de nuestros proyectos y estar siempre llenas de energía y ganas.
Así, mediante dinámicas de grupo, hemos podido definir qué queremos ofreceros. Para empezar, el primer objetivo esta claro, ¿no? Queremos seguir diseñando experiencias en el extranjero para vosotros/as, mediante los interrailes en Europa y junto a familias locales en Estados Unidos. Pero, ¿qué otros objetivos podríamos tener entre manos?
Tenemos claro que queremos estar cada vez más presentes, para tener una relación cercana, tanto cara a cara, como por redes sociales. A fin de cuentas, queremos saber qué es lo que queréis realmente.
Además, queremos seguir integrando nuestra filosofía en nuestra rutina. Y por eso, hemos pensado que aparte de diseñar desafíos para vosotros/as, nosotras también queremos tener nuevos desafíos. Al fin y al cabo, ¿Cuándo fue la última vez que hicimos algo por primera vez?
Y, para terminar, queremos crear espacios de inspiración, dónde predominen los valores que trabajamos durante nuestros viajes. Por eso, hemos estado pensando ¿qué valores son realmente importantes a la hora de viajar? ¿Cómo podemos trabajarlos en nuestro día a día?
Todo esto, claro, nos supone muchísimo desafío. Pero a fin de cuentas ¡es lo que buscamos tener tanto en nuestras rutinas, como en nuestros viajes! Y tú, ¿qué desafíos nos propones?
Todo bien hasta el momento, nada por lo que preocuparse...
A todo esto, hay que destacar que una de nuestras compañeras, Aintzane, empezó a sentir una "pequeña" molestia en la rodilla. Para cuando nos dimos cuenta, la rodilla de Aintzane tenía el tamaño y el color de una lombarda. Hasta la fecha, se desconoce la razón por la que la rodilla decidió hincharse de aquella manera, una vez más, #incredibleIndia.
Volvamos a la historia. En un ataque de desesperación, decidimos bajarnos del autobús, en el medio de la nada (miento, sí que había algo, un rebaño de vacas salvajes andando por la carretera). Conseguimos preguntar a un señor que pasaba por ahí si conocía a algún taxista que nos pudiese llevar a nuestro destino.
En ese momento, nos sentimos como en Narcos cuando intercambian mercancía. Si aquel hombre no llamó a otros 5 hombres por teléfono no llamó a nadie.
Después de unos 40 minutos a pleno sol, llegó nuestra salvación, el señor taxista. Increíblemente, realizó su servicio exitosamente y llegamos a nuestro destino. Por fin, algo nos salía bien.
No contentos con finalmente haber llegado a Goa unas 5 horas más tarde de lo que teníamos que haber llegado (como mínimo), tuvimos que acompañar a Aintzane al hospital, donde pasamos la genial cantidad de 8 horas esperando el veredicto de los médicos, que resultó en nada concreto.
Aún así, después de todo lo que había pasado, acabamos el día cenando en la playa bajo las estrellas, con vistas al mar, donde pudimos ver cómo las olas producían una bioluminiscencia poco común para nuestros ojos.
Todos los que fuimos a aquel maravilloso viaje de dos días podemos decir que Goa es un sitio que nunca olvidaremos, literalmente, y que a pesar de todo, mereció la pena.

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